Oriundo de San José del Rincón y arquero, llegó a Talleres de Córdoba a integrar el plantel de primera división, cuenta que dejó el fútbol por tres años, al quedar libre de Vélez, y trabajó en un frigorífico, hasta que llegó a Ben Hur por una prueba. “Mi vida fue sacrificada, por eso valoro haber llegado a Talleres”, expresó el deportista costero.
La carrera del futbolista tiene tantas alegrías como sinsabores. Sobre todo en el puesto de arquero, donde no abundan las posibilidades de mostrarse y ser considerado o valorado. A eso lo sabe perfectamente el flamante arquero de Talleres, Diego Aguiar, quien en sus 30 años de vida pudo comprobar la convivencia entre desilusiones y gratificaciones en la vocación. Es que firmó su primer contrato profesional a los 24 años, en Ben Hur de Rafaela, cuando tres años antes había abandonado los guantes para ir a trabajar a un frigorífico. Historia de un luchador persistente, que ascendió y descendió con Desamparados de San Juan, y sueña ahora con volver a la B Nacional con la camiseta albiazul.
La carrera del futbolista tiene tantas alegrías como sinsabores. Sobre todo en el puesto de arquero, donde no abundan las posibilidades de mostrarse y ser considerado o valorado. A eso lo sabe perfectamente el flamante arquero de Talleres, Diego Aguiar, quien en sus 30 años de vida pudo comprobar la convivencia entre desilusiones y gratificaciones en la vocación. Es que firmó su primer contrato profesional a los 24 años, en Ben Hur de Rafaela, cuando tres años antes había abandonado los guantes para ir a trabajar a un frigorífico. Historia de un luchador persistente, que ascendió y descendió con Desamparados de San Juan, y sueña ahora con volver a la B Nacional con la camiseta albiazul.
“Estuve cuatro años y medio en las inferiores de Vélez Sársfield, y a los 21 años, quedé libre. Fue muy decepcionante porque había puesto todo mi esfuerzo. Me cansé de todo, decidí dejar todo y ponerme a estudiar y trabajar”, cuenta a PODIO Aguiar, nacido en San José del Rincón, pueblo situado a 15 kilómetros de Santa Fe, con poco más de 25 mil habitantes. Entonces, inició sus estudios en la carrera de Saneamiento Ambiental en Santa Fe, que financiaba trabajando en un frigorífico. “Lo mío se ve que en la vida es todo con las manos, porque trabajaba en mantenimiento -cuenta Aguiar-. “Recuerdo la cantidad de veces que me levantaba a las 5 de la mañana, hacíamos trabajos de albañilería y volvía a las 16 de nuevo al laburo, con dormir casi nada de siesta. Se perfectamente lo que es sacrificarse, por eso valoro haber llegado a un grande como Talleres”, explica.
- ¿Qué hiciste esos tres años inactivo?
- Trabajaba, estudiaba y jugaba en torneos amateurs, siempre al arco. Estaba decepcionado y no quería saber nada con el fútbol. Hasta que salió una prueba de arqueros en Ben Hur de Rafaela, en 2005, que acababa de ascender a la B Nacional. Me convencieron de que vaya a presentarme. Por suerte, el DT de ese entonces, Carlos Trullet, me vio condiciones y me sumó al plantel, tenía 24 años y eso fue como un volver a nacer.
- ¿Cómo tomás tu arribo a Talleres?
- Estuve en clubes protagonistas pero sin duda, este club es muy grande y eso genera todas las presiones. La obligación de ascender está por encima de todo, pero me siento capacitado y confiado en hacer un buen papel.
- Venís a pelear un puesto con Leandro Requena...
- Pero claro, nunca me sentí titular en ningún lado y esa postura me dio buenos resultados, porque en el fútbol, las leyes son claras. Hoy estás, mañana nadie te lo garantiza. Somos un plantel y hay que convivir simplemente porque somos un grupo y debemos tirar todos para adelante. De esa forma se logran objetivos.
FUENTE: www.lmcordoba.com.ar